Ya faltan 3 horas nada más para llegar a Delhi!! Es una maravilla poder ir escribiendo en el tren, así se me va más rápido el tiempo y revivo en mi cabeza este viaje mágico.
Enrique sigue dormido, se ve tan lindo así, tan en paz, tan tranquilo. Que rico es dormir!
A Agra llegamos en tren, fue nuestra primera aventura en este medio de transporte en India. Llegamos a eso de las 9 de la noche, ya era tarde y como se podrán imaginar, se repitió la historia de los choferes en la estación. Como aún no estábamos muy entrenados en esto porque era nuestra primera experiencia, nos pusimos muy nerviosos, estaba oscuro y era nuestro primer viaje ya solitos, sin Manoj y sin Ceso, así que en lugar de tomar un tuk tuk, preferimos tomar un taxi prepagado. Creo que no fue la mejor opción, el chofer nos dijo que nuestro hotel estaba muy lejos de todo, que era mejor cambiarnos a otro, y para terminar de ponerme los nervios de punta, cuando se subió al carro, llegó otro monito y también se subió. Enrique y yo nos asustamos y preguntamos que por que el fulanito ese tenía que estar ahí, simplemente dijeron que eran amigos y que a veces uno manejaba y el otro hacía la plática con los turistas y se arrancaron. Yo solo repetía en mi cabeza, good karma, good karma, queriendo pensar que todo estaría bien. En el recorrido nos empezaron a decir que tuviéramos cuidado con los vendedores ambulantes, que por ningún motivo comiéramos nada en puestecitos porque luego le ponen hierbas que hacen daño para que te sientas mal, te ofrezcan llevarte a un doctor y sacar una buena comisión con el seguro de gastos médicos. Que tal eh! Algo había leído en la guía sobre como a veces te dicen que tienes que confirmar tu reservación antes de llegar al hotel, y lo que hacen es cancelar en tu nombre y luego te dicen que estaba sobre vendido el hotel pero que ellos te pueden llevar a uno mucho mejor y así hacen su negocio. Obviamente todo esto no ayudaba a que nos relajáramos. De repente vimos en la calle un grupo de gentes con vestidos muy brillantes, música, luces de colores, y un como arco lleno de foquitos. Era una boda. Esta es la época de las bodas en la India, así que por todos lados la gente está haciendo sus celebraciones. Como la superstición es mucha aquí, si el gurú dice que el 14 de diciembre es el mejor día para casarse, la gente busca hasta lo imposible por hacer la ceremonia ese día. Ver a los novios y los colores de los vestidos ayudó un poco a que nos tranquilizáramos y finalmente después de unas cuantas vueltas, llegamos a nuestro hotel. Nos tocó un cuarto en el 4to. y último piso, así que hicimos un buen ejercicio subiendo y bajando las escaleras. Desde nuestra ventana se alcanzaba a ver el Taj Mahal, apenas el contorno con la luz de la luna, porque contrario a lo que me imaginaba, el Taj no está iluminado en las noches. Cenamos algo y nos dormimos para levantarnos muy temprano y ver el amanecer en tan impresionante lugar.
A las 6:00 am estábamos ya alistándonos para irnos al Taj Mahal. Afortunadamente, del hotel se hacen como 5 minutos caminando así que saliendo a las 7:00 am estábamos antes del amanecer ahí. Aún no había mucha gente así que entramos rápido y tan sólo poner un pie ahí fue mágico. Una vibración especial nos recorrió el cuerpo y casi las lágrimas de emoción se escapaban de nuestros ojos. Además, estar ahí tenía grandes significados, uno de ellos, el celebrar en tan majestuoso lugar nuestro 6to. aniversario de bodas. De repente, se acerco un guía a ofrecernos sus servicios, su inglés era bueno, así que decidimos contratarlo para conocer más sobre la historia del lugar y de paso, tener a alguien que nos pudiera tomar algunas fotos a los dos juntos. Estábamos en eso de las primeras fotos y de las primeras explicaciones de las 3 diferentes entradas cuando se acercó un fotógrafo y nos dijo que nos tomaba una foto. Le dijimos que no, y se quedó ahí parado viéndonos. Luego, cuando yo quise tomarle una foto al Taj-Mahal me pidió la cámara diciendo que él sabía como tomar una perfecta con su reflejo en el agua. Se la di y por supuesto que tomó una foto preciosa. Buena técnica para acercarte al turista. Así que a partir de ahí, nos empezó a decir, de que ángulo se veían mejor las fotos y cuando menos nos dimos cuenta, ya nos estaba tomando fotos con su cámara, en mil posiciones, de diferentes ángulos, juntos, por separado. Fue toda una sesión fotográfica en el Taj Mahal. Y bueno, aunque al saber el precio del estudio casi nos da el ataque, al final, logramos hacer un muy buen acuerdo y nos llevamos nuestro album con 80 fotografías del Taj Mahal y nuestro album! Jajaja! Lo tomamos como nuestro regalo de bodas. Jajaja!
Después de la maratónica sesión de fotos, el guía nos empezó a explicar como se construyó el Taj, como un monumento al amor por parte del emperador Shah Jahan a su segunda esposa, Mumtaz Mahal, quien murió cuando daba a luz a su catorceavo hijo, en 1631. Su dolor fue tan grande que ese mismo año empezó la construcción del Taj. Cada detalle está más que estudiado y nada está puesto por casualidad. El estilo es islámico y conforme vas avanzando de un edificio a otro, se puede ir leyendo el Corán que está escrito en árabe en las paredes. La idea del emperador era hacer también un monumento alineado a este para que ahí lo enterraran cuando él muriera. Sin embargo, uno de sus hijos, Aurangzeb, enojado por tanto gasto sin sentido, decidió encarcelarlo en el fuerte de Agra en donde sólo podía admirar su gran obra por una pequeña ventana. Ahí murió, 35 años después de la muerte de su esposa y sus restos fueron después depositados en una tumba junto a la de ella dentro del Taj Mahal. Más de 20,000 personas trabajaron en la edificación del Taj, la construcción es de mármol blanco y piedras preciosas incrustradas en él. Por otra parte, la contaminación ha empezado a dejar sus estragos, ya que la lluvia ácida provocada por las emisiones de sulfuros de carros e industrias, ha decolorado y erosionado algunas partes del mármol. Es por eso que en 1994 se prohibió la entrada de vehículos contaminantes a menos de 500 metros del Taj.
También hay una mezquita alineada perfectamente hacia la Meca y otro inmueble casi idéntico al otro extremo del Taj Mahal, esto con la finalidad de mantener la simetría en todo lo que hay dentro.
Recorrer esos jardines, imaginar la vida ahí durante esos años de la construcción, nos erizó la piel. Pensar que la historia ha pasado por ahí y ver tan imponente arquitectura en nombre del amor, es algo indescriptible. Podríamos habernos quedado ahí todo el día contemplando todo lo que ahí estaba, pero había que ir a entregar el cuarto, comer algo y prepararnos para tomar el tren que nos llevaría a Udaipur. Así que regresamos al hotel y para hacer tiempo, pedimos que nos hicieran un masaje ayurveda, mmm, la verdad es que me lo esperaba mucho mejor, prefiero la técnica que aprendí yo con Alicia. Después del masaje, nos subimos a la terraza del hotel a comer algo rico antes de tomar el tren que ya nos esperaba para partir a nuestro siguiente destino.
Namaste,
Lau-raw
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